martes, 26 de junio de 2012

UN LARGO CAMINO DE INCOMPRENSIÓN - 2: LA INCOMPETENCIA MÉDICA


La marginación y mal trato médico, continuó en lo que sería un largo camino de incomprensión para Fabi, algo que miles y miles de personas, aún tienen que padecer a pesar que actualmente, la Fibromialgia es sobradamente conocida.
A partir de lo que le dijo la doctora  de la mutua laboral igualadina, su único recurso fue acudir a la consulta de medicina general de la S.S. la cual fue más humana que la anterior, algo que es de agradecer, pero el recurso que le aportó fue menos que nada.

Aquél día no fue solo. Lo acompañó su madre con ciertos afanes reivindicativos, ya que empezábamos a alarmarnos porque el dolor comenzaba a extenderse por otras partes del cuerpo pasando las noches en vela.

Ante la insistencia de su madre para que se indagaran los posibles orígenes de aquellos dolores y que no quedara todo en una sencilla revisión, la doctora mostró su desconcierto, su impotencia, su desconocimiento de lo que manifestaba Fabi.

En ese punto, una vez más, solo tuvo el recurso del protocolo establecido, no se sabe bien por quien pero hay que seguir la norma, y optó por el dañino discurso de la depresión encubierta.

- Y mientras tanto te ponemos en lista de espera para que te practiquen una resonancia...

Cuando  dijeron el tiempo de espera, no se lo podían creer.

Es evidente, que el tiempo que transcurre en estos casos, toma diferente dimensión para uno u otro. Mientras que para el facultativo es indiferente, para el enfermo, puede ser una espera angustiosa.

 La sorpresa de Fabi y su madre fue considerable y  no entendían que tenía que ver la depresión con sus dolores puesto que en cuanto Fabi tenía un pequeño paréntesis y se encontraba algo mejor, estaba deseando salir con sus amigos.





Nuestro hijo no estaba deprimido...




-¿usted cree que de una depresión – continuo la madre de Fabi- puede doler tanto la espalda, cervicales y otros lugares del cuerpo y extenderse estos dolores de un modo progresivo...?

La respuesta fue tan ambigua, tan “poco respuesta” que ni tan siquiera la recordamos.

Y una vez más, continuó con el protocolo recetándole antidepresivos.

- Tendremos que ver el resultado de este “tratamiento” en un periodo de seis meses y posteriormente, dependiendo de tu estado, comenzaremos a dar los pasos pertinentes.

A todo esto sin ni siquiera mirarlo a los ojos, pues eso sí que no falla, a todos estos enfermos por más que intenten simular su dolor, la mirada los delata.

¿Cuáles serían esos pasos pertinentes...?

¡Cuanta incompetencia...!

Un sentimiento de desprotección los acompaño en la vuelta a casa. Toda la confianza que depositaron en esa visita se desvaneció de un soplo.

La doctora de cabecera le mantuvo la baja y ni ella misma se creía lo de la depresión pero sabía que era la única manera que tenía para justificar ese tiempo. Se compadeció de él porque realmente veía en sus ojos la frustración y la desesperanza. Pero no era compasión lo que buscábamos y menos esa forma de compasión. Como dijo Hannah Arendt , cuando la compasión adopta una forma humillante puede venir a sustituir a la justicia.

Lo que buscábamos era atención y respuestas. Esto, es lo que todos esperamos cuando asistimos a una consulta, pues el papel fundamental de un medico es ayudar y aliviar en el camino de la enfermedad. No queríamos limosna

Los antidepresivos que Fabi se tomó, los rechazó cuando se dio cuenta en el estado que lo sumergían, anulando la capacidad de actuar contra su enfermedad, puesto que reducían su energía tan necesaria para afrontar las numerosas pruebas a las que tendría que ser sometido. Esas pastillas le permitirían “adormecerse" en un aparente estado de complacencia y de aceptación, en un equilibrio precario que solo estaba dispuesto a asumir si eliminaban sus dolores, cosa que no pasó ni por asomo.

A partir de ese momento comenzó un auténtico suplicio en su recorrido por distintas especialidades médicas de las que ninguna era capaz de diagnosticar cual era su dolencia.

Una vez más, la medicina privada queda favorecida economicamente ante la pública, aunque tanto desconocimiento de estas enfermedades tenían unos como otros.

 Y de este modo, miles y miles de personas con estas enfermedades no reconocidas, viven el mismo calvario y entre ellos, algunos no lo soportan y deciden terminar con esta brutal marginación llena de constantes humillaciones, quitándose la vida.

 Los políticos y autoridades sanitarias, continúan mirando hacia otro lado como si nada ocurriera.

Es posible que reaccionen cuando estas enfermedades comiencen a padecerlas sus propios hijos o ellos mismos, aunque aún en esa circuenstancia, tenemos dudas de que así ocurra, pues es tanta su mezquindad, que es posible que lo mantengan en secreto, aunque eso si, en ese secreto acudirán a los mejores especialistas porque ellos, si pueden permitírselo economicamente.

Al fin y al cabo, lo pagamos nosotros...

2 comentarios:

  1. Todo lo que estais haciendo no solo sirve para dar esperanza a otros enfermos,es un gesto que os honra y os acerca a Fabi....tu padre estaria orgulloso de ti,Gaspar.
    Un abrazo y animos.

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    1. Gracias por tus palabras de apoyo. Nuestro fin esencial es, como ya hemos dicho en muchas ocasiones, difundir lo que está ocurriendo con otras muchas personas que sufren la misma incomprensión y marginación que sufrió Fabi.
      Lo que narramos d enuestro hijo, es una copia de lo que tienen que vivir miles y miles de personas.
      Gracias una vez más y un abrazo.

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